jueves, 31 de julio de 2014

30 de julio de 2014

Querido diario, me siento supremamente ansioso. ¡No sé que hacer! Hace poco te conté que había quedado de salir a almorzar con una niña con la que estuve hablando hace unas noches. Te cuento que reuní el valor para hablarle y, pues, todo transcurrió con normalidad. Cuando le pregunté que si le gustaría que nos reuniéramos al otro día, me sacó una excusa. No sé si sería verdad o si sólo era que no quería verse conmigo. La noche que estuvimos hablando me contó sus problemas, los cuales son demasiado graves, y por esa razón creo que es qué me dijo que no. A decir verdad, en su lugar también me hubiera dado esa misma respuesta debido a la gravedad de los problemas que afrenta ella.

Te cuento que no me la puedo sacar de la cabeza. La conversación que tuvimos fluyó de una manera tan natural que parecía que ya nos hubiéramos visto. Me identifiqué mucho con ella porque compartimos algunos de nuestros problemas. No quiero (y no puedo) ilusionarme porque aún no la conozco y porque sólo nos hemos comunicado por chat. No niego que me gustaría ayudarla porque se ve que es una persona muy especial y lo que le está sucediendo no es justo con ella.

Siento que esta entrada está un poco desorganizada pero es de las pocas que he escrito casi sin tener que releer mucho las oraciones. Además la hago para liberar mi ansiedad, es como hacer catarsis. No sé si ella lea esto, si por acaso lo llega a leer... bueno, no sé que piense de esto que está leyendo. Lo digo porque ella es la única que sabe quién soy. Nos conocimos porque le envíe un link desde un perfil de FB sin nombre y le pedí que leyera mi blog. Ella me respondió diciéndome que no había escrito los cuatro sueños simultáneos que tuve unos meses atrás. Así fue como comenzó la conversación. Cuando me dijo que ya estaba cansada, fue cuando le pregunté acerca del almuerzo. Cómo me había dicho que sí, la añadí a mi FB personal para podernos comunicar mejor.

Ahora, después de esta historia tan enredada, sí me despido.

lunes, 28 de julio de 2014

28 de julio de 2014

Querido diario, quería escribir una nueva entrada pero no sé sobre qué. Te cuento que hoy volví a entrar a la universidad. Mis clases fueron lo más normal del mundo y en una de ellas casi me quedo dormido. Es el colmo porque hasta ahora es el primer día; no quiero que la pereza me vuelva a ganar la batalla. Te cuento que en una de mis clases el profesor preguntó acerca de en qué éramos los mejores. Recuerdo que un man dijo que era bueno perdiendo el tiempo. En mi cabeza me reí porque, lamentablemente, yo le hubiera podido ganar por mucho.

Te cuento que en este momento no tengo nada más que hacer. Quisiera ponerme a ver una película o a ver una serie pero no puedo porque la ansiedad no me deja. A pesar de que no tengo ningún trabajo pendiente, no puedo dejar de sentir una gota de remordimiento. Tengo ansiedad y desespero también porque no me he decidido a volver a hablar con una persona con la que unas noches atrás tuve una buena conversación. La verdad es que me pareció muy interesante. Al final le pedí que saliera a almorzar conmigo y aceptó; el problema es que no cuadramos una fecha concreta. Me da pena escribirle porque me siento como un intenso. Sé que nunca antes habíamos hablado y que escribirle es perfectamente normal pero no puedo dejar de sentirme como un intenso.

A veces me pongo a pensar por qué seré tan tímido e inseguro. Cuando estamos en clase y se acerca mi turno de decir mi nombre y la carrera que estudio, me entra la tembladera y me empiezan a sudar las manos. Igual cuando estoy frente a la chica que me gusta, la lengua se me traba y las palabras salen cortadas.

Creo que por ahora dejaré esto así. Esta es una entrada rara porque no la estoy escribiendo a la madrugada. Miraré si puedo reunir el valor necesario para escribirle a esta persona y trataré de acostarme temprano. 

viernes, 25 de julio de 2014

25 de julio de 2014

Querido diario, me siento triste. He decepcionado a todo el mundo; a mis papás, a mis amigos, a todos. No sé que hacer. Aparte de que perdí casi todas las materias del semestre, también perdí la del curso que se hace en vacaciones. He botado mucha plata y le he mentido a mis amigos. Todo es muy triste. En unos días vuelvo a entrar a la universidad y te cuento que me siento perdido. No sé si pueda subir el promedio.

Lamento la entrada tan corta. Sólo quería volver a escribir por acá. Quizás después vuelva a escribir por acá para contarte con más detalles toda la historia del semestre y las vacaciones. Por ahora, hasta mañana.