viernes, 12 de diciembre de 2014

12 de diciembre de 2014

Querido diario, te cuento que hoy es el primer día de una nueva vida, o al menos eso creo. Han pasado tantas cosas que en realidad no sé si quiero compartirlas contigo o qué. Mi vida va a cambiar tan drásticamente que no sé ni qué contarte.
Primeramente, te cuento que en los últimos días recibí las notas de la universidad. Como ya me lo temía, no alcancé el promedio requerido y la universidad me suspendió. No puedo tomar clases el próximo semestre y si quisiera volver a entrar, tendría que sacar más de un 4.5 en el próximo semestre para poder continuar.
Te cuento también que hablé con mi papá acerca de este asunto. No sé cómo expresar la situación. Es dura. Por una parte me siento triste porque sé que todo esto no es justo con él y por otra parte quisiera mandarlo al carajo porque siempre estoy haciendo lo que él quiere y no lo que yo quiero. He visto lo mucho que mi papá se sacrifica por mi bienestar. Él, literalmente, se mata para que a mí no me haga falta nada. Por esta razón es que no puedo mandarlo al carajo. También creo que es culpa mía porque nuestra relación nunca a sido muy cercana, o muy íntima, y nunca he encontrado el momento para decirle qué es lo que yo quiero.
En fin, como te había contado en la entrada anterior, mi papá me va a conseguir un trabajo como ayudante de albañilería. Me parece injusto porque mi papá conoce muchísimas personas y sé que me podría conseguir algo mejor. Te comento que antes no le daba importancia al tema; siempre veía esto de trabajar (antes de graduarme y en estas condiciones) como una lejana posibilidad. Ahora que es algo tan real, me da miedo.
No sé qué más contarte. La situación desde la última entrada se resume en las anteriores líneas. Tendré que pensar en qué quiero estudiar; si debo seguir con la electrónica o si debo escojer otra carrera. Quizás me decida por la arquitectura; siempre me ha parecido interesante ese tema. Quizás también escriba más a menudo con tantos cambios que experimentaré. Algo que si quiero hacer, a modo de posdata, es agradecerle a la persona que comento la última entrada por haberse tomado el tiempo de leerme y de haber escrito todo lo que escribió. Y como siempre, me despido. Espero salir de este hoyo negro en el que me encuentro con la mano de Dios y de mi familia.

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