domingo, 1 de noviembre de 2015

1 de noviembre de 2015

Hola, querido diario. No sé si ponerte en mayúscula o qué, pienso que puedo tratarte como a una persona pero es obvio que no lo eres. Creo que te dejaré así, sin mayúscula. Te cuento que son las dos de la tarde y aún ando en mi cama. No me preocupa mucho porque es domingo aunque sé que debería estar adelantando trabajos o organizando el cuarto porque bien desordenado sí está. Hasta me da pena que alguien entre por todo el desorden que hay.

Realmente no hay mucho para contar, en los últimos días no ha pasado nada interesante. Te cuento que en la universidad no me ha ido bien; mi rendimiento ha disminuido. En la última entrega de notas no dejé nada por encima de cuatro y aparte de eso, perdí una materia. No sé si es falta de motivación o qué pero la pereza poco a poco está retornando a mi vida. Ya perdí mucho a causa de la pereza y no quiero seguir perdiendo más cosas por culpa de ella. A veces desearía que mis papás vivieran conmigo porque sé que esto no pasaría. Sé que todo sería muy mamón y que andarían con la cantaleta todos los días pero si ellos estuvieran al lado mío, muchos de mis desaciertos no hubieran sucedido.

Y bueno, yo creo que me voy, Como te dije, no hay mucho que contar. Hay más cosas que me gustaría contarte pero ya pasaron hace mucho tiempo y no recuerdo mucho de los detalles, así que es preferible dejar así y no ponerse a inventar cosas.  

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