jueves, 26 de mayo de 2016

25 de mayo de 2016

Hola, querido diario, ¿qué tal todo? ¿Bien? Me alegra mucho. Te cuento que también estoy bien. Quiero contarte que ya salí a vacaciones y ando en la casa de mis papás. Es un poco aburrido porque no hay mucho por hacer.

Te cuento que en el semestre me fue bien, no perdí nada y la mayoría de materias las dejé por encima de 4. Lo único que no me gustó tanto fue que mi promedio no subió, se mantuvo igual. Esperaré que el otro semestre sí suba.

Quiero contarte que Andrés* me pasó un poco de fotocopias y materiales para el curso intersemestral y entre todo eso había una copia de El Diario de Ana Frank. Quería leerlo pero no lo eché en la maleta y se quedó en el apartamento de la otra ciudad. Tendré que encontrar algo más con qué entretenerme mientras estoy en la casa de mis papás. Igual, no será mucho tiempo porque dentro de ocho días tengo que volver a la capital.

Cambiando de tema, quiero contarte también que, hace ya como tres o cuatro días, discutí con Natalia* por una estupidez y desde ese entonces no hemos hablado. Estábamos hablando por WA sobre lo que ella pensaba hacer en el intersemestral y le pregunté que si no se estaba exigiendo mucho al pensar en tantas cosas al mismo tiempo. Ella malinterpretó lo que le escribí y me dijo que eso eran ganas mías de menospreciarla. Quizás fue porque hace poco, mientras le entregaban notas, un profesor le preguntó si en realidad le gustaba lo que estudiaba.Obvio ella se sintió ofendida por el comentario. Cuando me contó, me dijo que prefería que le dijeran que era bruta a que le mintieran diciéndole que era muy capaz pero muy perezosa. Me pareció curioso eso que me dijo porque sé que ella tiene mucho potencial y que, al igual que yo, también tiene problemas con la pereza y porque yo ya le había expresado esto varias veces.

El caso fue que terminamos peleando y, bueno, desde ese entonces no hablamos. No sé si dejar pasar el tiempo o si escribirle pidiéndole disculpas. A decir verdad, no creo que haya sido mi culpa porque en ningún momento le escribí eso con mala intención. Lo único que hice fue tratar de explicarle el porqué de lo que había escrito. Y pues sí, no sé qué hacer.

He pensado escribirle a Lina*, una amiga que conocí este semestre mientras estudiaba circuitos, porque ella es la que sabe cómo es el rollo y es la que me ha ayudado cuando no sé qué hacer. Te digo que he pensado escribirle pero no le he hecho porque me da pena y además no quiero molestarla con este tema. Es un poco incómodo para mí porque cuando estábamos estudiando, siempre se comportaba muy bien conmigo y además, todos los días me hacía un cumplido, y esa actitud me confunde. Quizás me estoy imaginando cosas donde no la hay o si quizás sea muy estúpido y no vea lo que hay al frente mío. No sé, para este tipo de cosas nunca he sido muy bueno que digamos.

En fin, esto pretendía ser una entrada corta pero me extendí un poco.

Ps: Leyendo de nuevo la entrada me doy cuenta que hay muchas cosas que no sé. ¿Y sabes cuál es la solución a eso? Sí, exactamente: Preguntar. Leyendo esto me doy cuenta que me tengo que presionar a mí mismo para conocer eso que no sé; tengo que dejar ese miedo, esa pena atrás; tengo que hacer algo antes de que sea demasiado tarde.

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